Con tanta controversia y negatividad en el mundo, es reconfortante escuchar historias positivas y edificantes. En Viral Diario, este es el tipo de noticias que nos esforzamos por publicar. La historia que vas a ver a continuación resume perfectamente nuestra misión.
No importa cuánto tratemos de hacer caso omiso de ella, todavía hay tensión racial a nuestro alrededor. Si bien no se puede tolerar la esclavitud nunca más, la gente todavía está siendo tratada de manera diferente en función de su color, religión y origen étnico.
Pero no debería ser así, y una madre ha capturado perfectamente cómo la vida puede ser de hermosa si miramos el color, la religión y el origen étnico como algo del pasado.
Mientras estaban en Myrtle Beach con su hija, una madre fue conmovida cuando un dulce niño pequeño se acercó a su hija. Los dos jugaron y rieron juntos; se cayeron bien al instante. La madre de la niña fue absolutamente sorprendida por la sinceridad y la amabilidad del chico.
Pero es lo que hizo el chico lo que provocó que esta historia se hiciera viral. Por favor, sigue leyendo para saber lo que pasó…
«Mi hija y yo estábamos en Myrtle Beach dando un paseo al atardecer cuando este adorable y dulce chico vino caminando hasta ella. Él compartió con ella el diente de tiburón que llevaba alrededor de su cuello. Le dijo su nombre y le preguntó por el nombre de ella. Se separaron mientras se decían adiós, y caminaron en direcciones opuestas. Unos minutos más tarde, él se acerca corriendo desde atrás, parecía como si se moviera a cámara lenta, mientras decía el nombre de mi hija. Ella se dio la vuelta y lo recibió con una sonrisa. Compartieron algunas palabras, sobre todo acerca del diente de tiburón, que al parecer le daba poderes… 🙂
Después de haber caminado, hablado y haber corrido por la playa, le pedí permiso a su madre para tomar esta imagen y este fue el resultado. Nadie les colocó así, ni les dijo que sonrieran. No había dudas por parte de ellos. Cuando terminamos de caminar y cómo era hora de irnos se abrazaron durante mucho tiempo y se intercambiaron unos 20 «adiós».
Este es un momento con el que los seres humanos deberíamos comprender que simplemente no había separación por el color, ni juicios, ni razas, ni odio, ni sombras. Sólo la pureza… de dos niños reunidos en un paseo bajo la puesta del sol sin pensar en el mundo… todo lo que vieron fue el uno al otro.
Este mundo sería un lugar mucho mejor si actuaramos como estos dos niños«.
