Investigadores descubren 600 cartas secretas – muchas destinadas a amantes – que nunca fueron entregadas y que han empezado a leer con la ayuda de una máquina de rayos x
[sc:creditos-sin-url texto=»Museum voor Communicatie, La Haya» ]
Un baúl con cartas no entregadas que datan de hace más de 300 años será estudiado por expertos que dicen que darán una visión única de la vida en la Europa del siglo XVII.
Dicen que éste histórico «saco postal» – que fue descubierto recientemente – tiene alrededor de 2.600 misivas de aristócratas, espías, comerciantes, actores y gente común – muchos de los cuales podrían haber huido de la persecución religiosa de Luis XIV, el Rey Sol.
El equipo internacional de investigadores está usando sus conocimientos y técnicas especiales de exploración para averiguar las historias de escándalos, chismes y intrigas ocultas en estas cartas – 600 de las cuales están sin abrir.
El proyecto se llama «Signed, Sealed and Undelivered» (Firmado, señado y sin entregar) y el equipo al que se le ha concedido el acceso se encuentra en el museo postal de La Haya, Holanda.
Una de las cartas traducidas es una conmovedora carta que fue enviada a un comerciante judío por una mujer que afirma estar en contacto con él en nombre de una cantante de ópera holandesa en París que está embarazada y que necesita dinero para regresar a casa.
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«Se puede adivinar sin dificultad la verdadera causa de su desesperación«, dicen los investigadores.
El hombre – se cree que es el padre del niño no nacido de la cantante – se negó a aceptar la entrega de la carta y se marcó como «niet hebben» (no entregada).
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David van der Linden, de la Universidad de Groningen está liderando el proyecto, que incluye expertos de la Universidad de Oxford, Yale y el MIT, dijo que muchos hugonotes – protestantes franceses después de la doctrina del teólogo y pastor Juan Calvino – huían de la persecución y que el tráfico de cartas era la única manera de mantenerse en contacto.
Y agregó: «Las cartas de esta bella colección muestran la carga emocional y la separación que había en estas familias.»
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La investigación también estudiará la forma en que algunas de las cartas se plegaban y sellaban para asegurarse de que nadie podía leer los secretos que había en ellas.
Las cartas, la mayoría de las cuales se escribieron en Francia, fueron almacenadas por el jefe de correos de La Haya, Simón de Brienne, y su esposa, María Germain.
Los Brienne almacenaban las cartas que eran imposibles de entregar porque el destinatario se había movido, muerto o simplemente se había negado a aceptarlas, con la esperanza de que con el tiempo fueran recogidas.
