La escritura es un arte y un oficio. Aunque profundamente personal y expresiva también está dirigida por unas reglas. La mayoría de nosotros sólo ha conseguido los fundamentos del aspecto artesanal. De la escritura también se dice que a veces nuestras personalidades aparecen por la forma en que hacemos nuestras marcas más simples, si las letras son anchas y descontroladas, o son pequeñas y angulosas, puede, según algunos expertos, decir algo acerca de lo que somos como personas.
Tanto si suscribes esa idea como si no, la escritura todavía puede decirle a la gente muchas cosas que el texto digital no puede. Los expertos entrenados pueden detectar momentos de vacilación que podrían sugerir una falsificación, por ejemplo. Las MAYÚSCULAS GRANDES y otras variaciones pueden transmitir más fácilmente el estado de ánimo. O cuando estamos escribiendo algo a mano, y generalmente no nos preocupamos por finalizar una oración con un punto podría hacer que parezcamos que estamos enfadados, por ejemplo.
Pero va más allá de eso, los calígrafos y otros expertos de la escritura buscan ampliar no sólo su capacidad para expresarse, sino también dominar el arte de la escritura a mano. Jake Weidmann, que aparece en el vídeo, es uno de esos individuos. Hay otros, como Patricia Blair, directora calígrafa de la Casa Blanca.
Así es, la Casa Blanca cuenta con su propio maestro de escritura, cuyo equipo de tres personas es responsable de, entre otras cosas, las invitaciones formales a los jefes de Estado y otros dignatarios, con cartas hechas a mano. Incluso se convirtió en un punto de debate durante las negociaciones presupuestarias en EEUU, puesto que el total de los salarios de la oficina de caligrafía de la Casa Blanca era de más de 250,000 dólares al año.
Cuando vea el trabajo que estos hombres y mujeres ponen en su escritura, se dará cuenta de que por qué sus palabras son recibidas por reyes, reinas y hasta el Papa.
