Al juez Cicconetti de Painesville, Ohio (EEUU) le gusta hacer las cosas un poco diferentes en su tribunal. Él cree de verdad que el castigo se tiene que ajustar al crimen, lo que a menudo se traduce en sentencias creativas e inesperadas.
En septiembre pasado, Alyssa Morrow fue declarada culpable de crueldad animal. Dejó a su perro, Moose, encerrado dentro de su casa con suciedad amontonada. Durante una semana, Moose estuvo completamente solo, sin nadie que lo cuidara. Cuando finalmente fue rescatado, sus salvadores estaban sorprendidos y horrorizados por su estado. La piel de Moose se caía. Y él se moría de hambre y sed. En lugar de llevar a su dueña a la cárcel como la mayoría de los jueces harían, el juez Cicconetti hizo que Alyssa hiciera algo que mucha gente encuentra mucho más repulsivo.
En primer lugar, habló en nombre de Moose, observando lo asustado que debió haber estado durante su abandono. Entonces, el juez Cicconetti miró a Alyssa a los ojos y le dijo: «Tal vez deberías tener una pequeña muestra de lo que él pasó, mi elección es que quiero que vivas como Moose, y con el fin de hacerlo quiero que bajes al vertedero del condado, y quiero que tengas ese apestoso olor que hay en ese espantoso lugar que es ese basurero y quiero que lo sientas durante 8 horas mañana, para que pienses lo que hiciste con el perro mientras hueles el olor. Si tienes que vomitar, vomitas«.
Desplázate hacia abajo para ver lo que pasó después…