Este año el día de San Valentín se llenó con más amor de lo habitual en la familia Offrink.
Ben y Shelby Offrink, habían sido diagnosticados ambos con cáncer y habían estado separados durante seis meses a causa de sus tratamientos. En San Valentín estuvieron acompañados por amigos y familiares para comer pizza en forma de corazón y celebrar la vida, sin saber cuánto tiempo les queda.
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En febrero de 2014, Shelby, ahora con 31 años, descubrió que el dolor de espalda que estaba sintiendo era en realidad un glioblastoma intramedular – una forma rara y agresiva de cáncer.
Como si eso no fuera suficiente para la familia, a Ben, ahora con 35 años, le diagnosticaron linfoma de Hodgkins por tercera vez en agosto, 20 años después de que él pensara que había entrado en remisión.
La pareja optó por convertir el Día de San Valentín en una celebración especial, pero ese día de fiesta no es la única vez que han expresado su amor por los demás y por sus hijas Maeve, de 4 años, y Hazel, de 18 meses.
«Expresamos lo mucho que nos amamos los unos a otros tanto como nos sea posible todos los días«, dijo Ben a TODAY.com. «Nuestro amor es más evidente que nunca y con las chicas también. Cuando Maeve me dice que me quiere, mi corazón se derrite más que nunca«.
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Para mantener la vida lo más normal posible para las chicas, tanto los padres de Ben como los de Shelby se han dedicado a cuidar de la familia. Los hermanos de Shelby también han llegado de fuera de la ciudad para echar una mano.
«Créeme, necesita de todos nosotros«, dice Kathy Tomczak, la madre de Shelby, quien ha pedido un permiso de ausencia en el trabajo para convertirse en la médico de su hija.
Elizabeth Malartsick, amiga desde la infancia y compañera de universidad de Shelby, ayudó a lanzar una recaudación de fondos por Internet, que ya ha recaudado cerca de 180.000 dólares. La mayor parte del dinero se destinará a las niñas, mientras que el resto ayudará a pagar los gastos médicos.
Malartsick dijo que Ben y Shelby tienen una relación desde hace 10 años, cuando se conocieron en la Universidad de Western Michigan y desde entonces ha sido inspirada por el amor que siguen teniendo el uno por el otro.
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«Es increíble ver como se apoyan el uno al otro«, dijo Malartsick a TODAY.com. «Obviamente, las circunstancias han cambiado, pero no están dejando que se interpongan en el camino del amor que comparten«.
Shelby, quien ahora está paralizada de cintura para abajo debido a la radiación en su médula espinal, ahora debe utilizar una silla de ruedas, aunque eso no le ha impedido disfrutar de la vida con su familia.
«La mayoría de veces nos tomamos las cosas día a día y comprendemos que tenemos un tiempo limitado entre nosotros por lo que estamos haciendo lo mejor que podemos con lo que tenemos«, dijo Ben a TODAY.com.
Después de que Ben tuviera unas sesiones de quimioterapia que no tuvieron éxito, sus médicos le pusieron un medicamento de prueba, lo que le obliga a conducir dos horas desde su casa en Caledonia, Michigan para obtener una muestra de su sangre en la Universidad de Michigan, tres días a la semana.
Pero no deja que se interponga en el camino de ir a visitar a su esposa todos los días al hospital. Incluso trata de llevar a las chicas cada vez que puede.
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«Maeve sabe que mamá está enferma, pero si es difícil de describir a un adulto lo que está pasando, imagínate a una niña de 4 años de edad«, dijo.
La familia no sabe cuánto tiempo de vida le queda a Shelby y han decidido que prefieren no saberlo.
«Mantenemos la esperanza y la lucha todos los días«, dijo Ben. «Queremos mostrar a nuestros niñas que todavía amamos la vida«.
