Recuerdo la primera vez que vi una piscina de bolas. Fue una experiencia increíblemente mágica que probablemente recordaré el resto de mi vida. Fue en un Burger King y había que arrastrarse a través de diversos obstáculos con el fin de llegar hasta ella. La piscina de bolas era la última cosa que había porque Burger King sabía que tenían que guardar lo mejor para el final. Tan pronto como lo vi, me lancé y de inmediato comencé a lanzar bolas alrededor y golpear a mi hermano en la cara con ellas. ¡Qué grandes recuerdos!
Al parecer, los seres humanos no son los únicos seres que aman las piscinas de bolas. Echa un vistazo a este perro cuando ve a una piscina de bolas por primera vez. ¡Es absolutamente adorable!
«¡Pelotas por todas partes!»
No sé si incluso yo estaba tan emocionado. ¡Este perro se está volviendo loco con ellas! No se ve a alguien con tanta emoción todos los días. Saboreelo…
