Cuando Anita Valkova, de 16 años de edad, vio por primera vez al perro en el patio de su escuela, tuvo miedo. Siempre había tenido miedo de los perros, pero éste necesitaba su ayuda.
Algunos niños de su escuela se burlaban del perro y le tiraban piedras. Anita, a pesar de sus temores, sabía que tenía que intervenir.
Se acercó a su familia, su madre y sus abuelos, pero nadie parecía pensar que fuera buena idea recoger al perro callejero. El pobre perrito sufría claramente de una problema en su piel, y había sido herido por los niños crueles que abusaron de él en el patio escolar.
Pero Anita no se rindió. Vio la oportunidad de ayudar a un animal desesperado, y tuvo que hacerlo.
Sigue leyendo para saber qué pasó con el perro callejero herido, y haznos saber lo que piensas de esta increíble chica en los comentarios.
Nota: Algunas de las siguientes fotos pueden resultar molestas para nuestros lectores.
«Cuando la vi por primera vez estaba en el patio de mi escuela/em>», explicó Anita en un post de la página imgur.
«Un grupo de chicos estaban tirándole piedras y cuando vi a este pequeño chucho cubierto de sangre, supe que tenía que hacer algo.»
Su madre y los abuelos, con quienes vive Anita en un pequeño apartamento, se negaron a recoger al perro. Sugirieron que lo dejara y siguiera adelante.
Decidida, Anita se acercó a su padre separado.
Él estuvo de acuerdo en reunirse con ella y con el perro en el patio en dos horas.
Anita se sentó a esperar con el perro callejero herido hasta que llegó su padre.
Vio el estado en el que el perro se encontraba y se negó a permitir que el perro subiera al coche. Le dio a Anita algunas mantas y le dijo que la llevara caminando hasta el veterinario.
Con la ayuda de un amigo, Anita recogió cuidadosamente al perro y lo llevó hasta el veterinario.
Allí, fue limpiado y sus heridas fueron atendidas.
Al día siguiente, la madre de Anita tuvo que conocer al cachorro.
Tras mucho insistir por parte de Anita, accedió a que su hija llevase el perro a casa.
El primer día en casa fue estresante tanto para Anita como para la perrita, a la que llamó Alfeiya.
«Le di un baño, las dos estábamos muy asustadas. Cuando ella estaba en el agua me mordía«, explicó Anita.
«Después sequé su pelaje, y quiso estar en mi cama.»
A medida que pasaba el tiempo, Anita y Alfeiya se sentían cada vez más unidas.
El estado de la piel de Alfeiya mejoró y su pelaje comenzó a crecer de nuevo.
A pesar de que Alfeiya es capaz de organizar buenos líos, Anita no se arrepiente.
«Siempre he tenido miedo de los perros, pero no podía dejar que una criatura sufriera cuando podía ayudarla«, dijo Anita.
«Espero que esta historia me de esperanza e inspiración para ser una persona mejor.»
¿Alguna vez has ayudado a un animal extraviado?
