Esta serie de fotos de la fotógrafa Zhenia Bulawka fue realizada en agosto de 2014 en Assateague, Maryland (Estados Unidos). Christian (su novio), y Zhenia llevaron a sus tres perros a pasar una noche en la playa. Durante todo el tiempo del viaje se dedicaron a cuidar de forma especial a su perro de 11 años llamdo Dyuki (Sr. Dukes), un precioso American Staffordshire Terrier. Dyuki estaba en fase términal por un cáncer de células de grado III.
«La actividad favorita de Dyuki era nadar en la piscina de casa, pero hasta entonces, nunca había visto el mar. Fue un viaje muy especial para nosotros, y estoy muy agradecida de que hallamos sido capaces de hacer esto posible«, dice Zhenia.
Dyuki falleció un mes después, tras una lucha que fue un infierno que duro casi dos años.
«Cuando llegamos a Assateague no había mucho sol y durante algun momento incluso llovió ligeramente. ¿Pero a quién le importa? ¡Nos encanta la lluvia!»
«Como éramos los únicos que estábamos en la playa dejamos a Ruby sin su correa. Entró al agua por su cuenta. Hasta que escucho el sonido de las olas. Momento en el cual regresaba a tierra…»
«Preparé toda nuestra comida antes de salir. Dado que este viaje fue programado en el último momento, no estábamos muy seguros de que hubiera restaurantes para perros en la zona. De todos modos, salir con tres perros fue un verdadero desafío. Aquí está Christian compartiendo su delicioso sándwich de carne con Dyuki«.
«Desde nuestro hotel fuimos testigos de una mágica puesta de sol. Pasamos la noche en un hotel llamado Ocean City, que estaba a tan solo 15 minuntos de Assateague. Fue un gran hotel, con un servicio maravilloso. ¡Y les encantaban los pit bulls!»
«¡Es la hora del paseo!»
«Es tan fresca y agradable la arena a esas horas…»
«El resplandor de las luces del hotel nos acompañaba…»
«No hay nada mejor que ver algo divertido en TV antes de dormir…»
«Ruby siempre es la primera en caer dormida«.
«Y Violeta es siempre la primera en despertarse…»
«Al día siguiente volvimos a la playa de nuevo. Fue un bonito día de sol. Llevaba mi pulsera favorita, regalo de Christian, si os fijáis bien son las cabecitas de Ruby y Dyuki. ¡Pobre Violeta!»
«Observando a la gente…»
«Cada vez que pierdo un perro un pedazo de mi corazón se va con él. Y con cada nuevo perro que entra en mi vida, este me regala un pedazo de su corazón. Si vivo lo suficiente, todo mi corazón será como el de un perro, seré generoso, seré amor«. Autor desconocido.
«Dyuki era mi mejor amigo. También fue mi musa, su pasión por la vida me sirvió como una fuente de constante inspiración para mí. Nunca me cansaba de fotografiarle. Desde su muerte me han dicho en numerosas ocasiones: «qué suerte tuvo Dyuki de tenerte a ti». Pero en realidad era yo la que tuvo la suerte de contar con él. Él era un perro inteligente, divertido, leal, increíblemente fuerte, pero igualmente sensible. Cambió mi vida y lo extrañaré siempre«.
Zhenia
