ADVERTENCIA: Este video contiene imágenes gráficas del viaje de un perro que estaba moribundo en la calle hasta su conmovedor lugar de descanso final.
¿Sabías que es imposible estimar cuántos perros callejeros sin hogar viven en las calles de cualquier país en este momento? Hay demasiados para contarlos, incluso, y por desgracia, ese número no deja de crecer. Hay perros que nacen casi condenados para morir en las calles y por desgracia la mayoría de ellos no tienen suerte.
En la siguiente historia aprendemos de un perro que nunca conoció la comodidad de una casa o el amor de una familia. Ol Boy nació en las calles y, sin duda, estaba destinado a morir allí. Así era hasta que dos tipos intervinieron para asegurarse de que no muriese creyendo que el mundo era un mal lugar.
Nuestros dos héroes encontraron al perro demacrado, enfermo, infestado de garrapatas y sobreviviendo tan sólo con un poco de agua sucia. Aunque la mayoría de la gente hubiera mirado hacia otro lado e ignorado al perro callejero enfermo, los hombres llevaron a Ol Boy a un refugio, donde lógicamente querían mejorar el estado del perro moribundo. Querían que la triste historia de este perro tuviera un final lo más feliz posible y decidieron hacerse cargo del perro durante sus últimos días.
Estos buenos samaritanos fueron más allá al conceder el último deseo a este perro: que sintiera amor.
Cuando finalmente dejaron sus cenizas en un lugar, sintieron que el perro al fin podría correr libre, y a mí me dejó hecho polvo por completo, pero sin embargo, también me dio fe en la humanidad. Es importante recordar que un perro realmente no muere nunca, su energía y su espíritu de amor se queda en este mundo.