Las mascotas pueden huir de casa por todo tipo de razones. Pueden tener miedo, ser demasiado curiosas, o incluso por haber sufrido abusos. Pero nunca había oído hablar de un perro que hacía algo como esto.
Recientemente hemos leído sobre la historia de una mujer que estaba sentada en su casa un día, ocupándose de sus propios asuntos, cuando de repente apareció un perro. Se veía bien alimentado y cuidado, así que ella comenzó a acariciarlo. Él pronto la siguió hasta la casa y ahí es cuando las cosas se pusieron extrañas. Nos lo cuenta ella misma:
«Un perro mayor de aspecto cansado vagaba en mi patio; Me di cuenta por el vientre que estaba bien alimentado, que tenía una casa y que estaba bien cuidado«.
«Tranquilamente se acercó a mí, le di unas palmaditas en la cabeza; luego me siguió hasta mi casa, caminó lentamente por el pasillo, se acurrucó en un rincón y se quedó dormido. Una hora más tarde, se fue a la puerta, y lo dejé ir«.
«Al día siguiente estaba de regreso, me saludó en mi patio, entró y volvió a ocupar su lugar en el salón y otra vez durmió durante aproximadamente una hora. Esto continuó intermitentemente durante varias semanas«.
Hasta que se me ocurrió poner una nota en su collar: ‘Me gustaría saber quién es el dueño de este maravilloso y dulce perro. Le preguntaría si es consciente de que casi todas las tardes su perro viene a mi casa a dormir la siesta’.
Al día siguiente de su llegada para dormir la siesta, tenía una nota diferente en el collar: ‘Vive en una casa con 6 hijos, de ellos 2 son menores de 3 años que están tratando de ponerse al día con su sueño. ¿Puedo ir a por él mañana?’
