Hace unos días unas devastadoras inundaciones tuvieron lugar en el estado de Luisiana (Estados Unidos). De acuerdo con el canal Weather, al menos 40.000 hogares se han visto afectados, 30.000 personas han sido rescatadas, y al menos 11 personas han muerto. Además, cerca de 1.000 animales han sido rescatados. Pero en medio del horror y la destrucción, un sinnúmero de personas están haciendo todo lo posible para ayudar – lo que incluye el rescate de incontables animales atrapados por la inundación.
Rescatadores voluntarios como Mike Anderson y Darrell Watson han estado buscando señales de vida a través de las aguas de la inundación, arriesgando sus vidas para salvar todo lo que fuera posible. Hasta el momento, han rescatado casi 100 vidas, tanto humanos como animales.
Recientemente, Mike y Darrell encontraron dos pit bulls que luchaban por sobrevivir sobre más de un metro de agua. Mike dijo que había una buena probabilidad de que hubieran estado en el agua hasta 16 horas.
No sólo Mike y Darrell trataban de salvar vidas, también se ofrecieron voluntarios para adoptar a los dos pit bulls por si los refugios de animales estaban demasiado llenos para mantenerlos. Simplemente increíble.
Baton Rouge (la capital del estado de Luisiana) fue alcanzada recientemente por unas mortales inundaciones, pero el socorrista voluntario Mike Anderson estaba decidido a salvar tantas vidas como fuera posible.
Mike y su amigo Darrell rescataron a dos perros pit bull que habían quedado separados de sus familias y fueron atrapados bajo la estela de la inundación.
Hasta el momento, Mike y Darrell han salvado 100 vidas, y de momento no tienen planeado detenerse.
No son los únicos héroes locales de los animales. Josh Petit publicó recientemente la siguiente foto en Facebook, y se hizo rápidamente viral.
«¡Baton Rouge ha sufrido riadas esta mañana que han sumergido la tierra firme bajo más de 2 metros de agua en tan sólo dos horas! La situación es extremedamente mala.
¡De casualidad vi que un arbusto se agitaba! ¡Eso es todo lo que vi! Los ojos y el hocico apenas sobresalían por encima del agua. Apenas podía avanzar en el agua. Estaba muy agotada y tenía los ojos más tristes que jamás había visto. ¡Tenía tanto miedo por su vida! ¡Nosotros la salvamos, y puso su cabeza en mi regazo, y lloramos y gimió como un bebé grande! Me estaba dando las gracias.
Doy gracias a Dios por permitirme fijarme en ella. A continuación, rescatamos a un veterinario y sus animales, y se fue con ellos hasta la tierra firme y seca«.